martes, 27 de agosto de 2013

Casas a 20 grados constantes, sin necesidad de aire acondicionado ni calefacción

Casas a 20 grados constantes, sin necesidad de aire acondicionado ni calefacción

Publicado en:
Ahorro Energético, Ahorrar energía en el hogar

Casas eficientesParedes, suelos y techos pueden convertir un edificio en un gran almacén energético. Una empresa granadina ha  desarrollado una tecnología capaz de mantener la temperatura constante en casa sin usar climatización.
Vivimos en una sociedad que favorece el derroche de energía y acelera el cambio climático. Esta situación se produce especialmente en los edificios. En la actualidad,  estamos liberando a la atmósfera 6 billones de metros cúbicos diarios de aire cargado de energía sin consumir.
Pero otros modelos de vida son posibles. Feliciano García es el ingeniero granadino responsable de la tecnología sostenible Getech. En 1984 construyó su casa bioclimática de Alfacar (Granada) con materiales de alta conductividad energética y un sistema de reciclado de aire que consigue mantener su hogar a 20 grados, a pesar de los 40 grados que alcanzan los termómetros en verano en Granada. Todo ello sin necesitar equipos de climatización.
El inventor recuerda  que una lectura sobre termodinámica le brindó la primera idea. Recodando que “los seres vivos son aquellos que intercambian energía y materia con el medio”. A partir de esta idea se propuso que su vivienda interactuara con el entorno. Para ello equipó su casa con una mezcla de cemento, tierra y aditivos para incrementar el aislamiento y conseguir que la energía pudiera moverse con facilidad.
 El resultado ha sido convertir el edificio en un gran almacén energético donde la envolvente forma parte de la piel interna de cada estancia y que, a través de flujos electromagnéticos, se climatice con la energía almacenada. Con este sistema se podría llegar a ahorrar entre un  80  y el 100% en la factura de la luz en edificios nuevos y un 50% en los edificios rehabilitados.
Hasta ahora hablando de evitar temperaturas elevadas pero ¿funciona en caso de temperaturas bajo cero?
Posteriormente a la construcción de su casa en Alfacar para climas cálidos, Feliciano García  investigó qué sucedería en climas fríos como el de Sierra Nevada. Con ello quería demostrar que lo que menos importa es la temperatura exterior, cuando existe un buen aislamiento. La cualidad de eficiencia energética que más sorprendió a la oficina de patentes de Estados Unidos fue el reciclado del propio aire atmosférico. Esto se lograba a través de dos tubos concéntricos en el que el exterior, que lleva el aire a la calle, transmite el calor al tubo interior.
Extender esta práctica a la construcción de edificios de forma generalizada sería una gran iniciativa. ¿Qué os parece esta nueva idea de construcción sostenible?

Edificios pasivos

Estándar Passivhaus

Publicado en:
Desarrollo Sostenible, Arquitectura sostenible

Los edificios pasivos llevan la eficiencia energética al “extremo” y lo hacen cuidando la orientación, la envolvente del edificio y aprovechando al máximo de la energía del sol. De esta manera consiguen una demanda de climatización muy baja y una buena calidad de aire interior.
El estándar Passivhaus se formula en 1988 por los profesores Adamson y Wolfgang Feist. En 1990 se realiza el primer proyecto en estándar Passivhaus en Darmstadt, Alemania.
Principios básicos
Para que un edificio se considere passivhaus debe basarse en los siguientes principios:
1) Superaislamiento; una buena envolvente térmica, con un buen aislamiento de espesores que doblan, incluso triplican, los que estamos acostumbrados a utilizar tradicionalmente.
2) Eliminación de los puentes térmicos; se reducen en la medida de lo posible aquellos puntos del edificio donde la envolvente es más débil, debido a un cambio de composición, paredes con ventanas, paredes con suelos o cubierta, etc.
3) Control de las infiltraciones; reducir al mínimo las infiltraciones mediante sistemas de control, de tal manera que el edificio pueda ser calefactado mediante la ventilación con recuperación de calor sin recurrir a ningún otro sistema.
4) Ventilación mecánica con recuperación de calor; pieza clave en el funcionamiento de un edificio pasivo, aprovechar el calor del aire que se extrae del edificio, transfiriéndoselo al aire fresco que entra desde el exterior.
5) Carpinterías de altas prestaciones; las ventanas y puertas son las zonas más débiles de la envolvente térmica, por lo que es muy importante colocar aquellas que reduzcan las pérdidas tanto a través de ellas como por sus rendijas.
6) Optimización de las ganancias solares y del calor interior; consiste en llegar a un equilibrio entre las ganancias de calor, tanto solares como de las personas y los equipos del interior, de manera que beneficie lo máximo posible a la demanda de calefacción en invierno, sin llegar a perjudicar en exceso a la demanda de refrigeración en verano.
7) Modelización energética de ganancias y pérdidas; mediante un software específico el “Passivhaus Planning Package” (PHPP), empleado para ajustar los cálculos térmicos a las características del estándar Passivhaus.
Objetivos
Los objetivos mínimos que un edificio passivhaus debe conseguir son:
- Demanda máxima de calefacción de 15kWh/m².
- Demanda máxima de refrigeración de 15KWh/m²
- Edificios calefactados y refrigerados por aire una carga de frío y calor menor de 10 W/m².
- Estanqueidad ensayada del edificio al aire ≤ 0,6 (renovaciones de aire a la hora con una presión de 50 pascales).
- Consumo de energía primaria no superior a 120 kWh/m² (incluyendo todos los sistemas: climatización, agua caliente, electricidad, electrodomésticos, etc.).
- Temperaturas superficiales interiores de las paredes, techos y suelos  en invierno > 17ºC.
Todo esto manteniendo unas condiciones de confort óptimas, ya que no debe pensarse solamente en la reducción del consumo energético, sino también en mantener unas condiciones de confort en su interior.
Passivhaus como opción más viable en los  “nZEB” (Edificios de energía casi nula)
El 40% de la energía consumida en la Unión Europa corresponde a los edificios. Su disminución constituye una prioridad en el objetivo de reducir esta dependencia energética. Con este fin, se publicó la Directiva Europea 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética de los edificios, según la cual, todos los estados miembros deberían tomar medidas para que a partir de 2020 (2018 para edificios públicos), todos los edificios de nueva planta sean de consumo energético casi nulo. A raíz de dicha directiva se publicaron ciertas leyes en España como la de Certificación energética de edificios publicada en abril de 2013.
El término nZEB es un acrónimo del inglés "Nearly Zero-Energy Building", que puede traducirse como "edificios de consumo de energía casi nulo". Hace referencia a los edificios que cumplen con un nivel de eficiencia energética muy alto y un consumo de energía casi nulo, o muy bajo, que deberá de cubrirse en su mayoría de fuentes renovables, producida in situ o en el entorno.
La passivhaus se presenta como una de las opciones más viables para conseguir este tipo de edificios sobre todo en aquellos que se construyan de nueva planta y/o la climatización suponga el mayor peso del consumo energético del edificio, como por ejemplo, los hoteles.
Un proyecto que está trabajando por este camino es "Nearly Zero-Energy Hotels" (NEZEH). Como la instalación de sistemas de energías renovables en estos momentos es bastante costosa, la construcción mediante el modelo de passivhaus, se ofrece como alternativa, al conseguir reducir los consumos sobre todo de climatización, de tal manera que el edificio prácticamente no necesite  un sistema  convencional de refrigeración y calefacción, solamente en momentos puntuales del año.
Analizando todos estos aspectos, la passivhaus se muestra como una de las opciones más recomendables, para conseguir hacer nuestros edificios de consumo energético casi nulo.

Crea una batería ecológica en cinco (fáciles) pasos

Crea una batería ecológica en cinco (fáciles) pasos

Publicado en:
Energía, Curiosidades
Batería de aguaCrear tu propia batería para recargar tu teléfono o para que tus hijos vean cómo funciona una pila es fácil: basta con hacerte con unas botellas de agua y algunos materiales que puedes adquirir en una droguería. Te lo explicamos en cinco sencillos pasos.
¿Te gustaría hacer tu propia batería? Podrías recargar tu smartphone o algunos juguetes de los niños, ¡o hasta enseñarles a hacerlas! La idea es fácil y útil y se lleva a cabo con agua. Sí, con agua. La idea la ha lanzado al ciberespacio Roy02, con licencia Creative Commons, en la web Instructables y consiste en "hacer una pila galvánica" que también se podría alimentar con plantas o vino.
Esta es tu lista de la compra para ponerte manos a la obra. Son materiales que puedes adquirir (en su mayoría) en una ferretería: Sulfato de cobre, Sulfato de zinc, Agua, Led o luces de bajo voltaje (para el testing), Cables de sujeción, 6 botellas de plástico (de un litro cada una), 6 piezas de cobre, 6 piezas de zinc.
Paso 1. Llena las seis botellas con agua. Si las pones en un marco de madera, será más fácil que no se muevan. Deben estar en un rectángulo de tres frente a tres, para establecer así el circuito. Corta el cobre y el zinc en seis trozos cada uno, y ponlos bien sujetos en el cuello de cada botella.
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Paso 2. Con las botellas llenas,  conecta los ánodos y los cátodos, o los  polos positivos y negativos:
- botella izquierda arriba: añadir 20 gr de sulfato de cobre
- botella izquierda abajo: añadir 20 g de sulfato de zinc
- botella centro por encima: añadir 20 gr de sulfato de zinc
- botella centro continuación: añadir 20 gr de sulfato de cobre
- botella derecha arriba: añadir 20 gr de sulfato de cobre
- botella justo debajo: añadir 20 g de sulfato de zinc
Cada botella produce alrededor de 2 voltios.
El circuito eléctrico se crea de la siguiente manera: conecta el cobre al cable rojo, con el zinc  en el otro lado, por lo que habrá un polo a + y otro a - . Pon zinc para el cable oscuro y en el otro extremo de cobre. Comienza en la primera botella con el cobre y en la segunda botella el final  será el zinc. Empieza de nuevo con un cable rojo que terminará en la próxima botella. Hay que empezar de nuevo con un hilo negro. 
Paso 3. Asegúrate de que los cables de sujeción no tocan el agua. Termina de llenar las botellas y conecta los cables, con un signo + en el rojo y  - en el cable negro de la primera y la última botella.
Paso 4. Cubre los cuellos de botella con plástico o caucho para minimizar la evaporación. Mide la tensión con un voltímetro. También puedes comprobarla con un Led cercano a la  tensión media que se produce. La imagen muestra un Led a 12 voltios. 
SAM_1896.JPG
Paso 5. Usando las pinzas, conecta la batería a un cable de carga, y ¡listo! Con ello podrás recargar un aparato de baja potencia o, posiblemente, incluso un teléfono móvil.
water accu smartphone.jpg